Por Horacio Ibarra A. |
Uno de los héroes indiscutibles en el campeonato de los Broncos de Reynosa de 1969 fue el pitcher José Peluche Peña, sin duda alguna.
El chihuahuense acudió como invitado especial al evento realizado recientemente en la fronteriza entidad, con la finalidad de celebrar el 50 aniversario del título obtenido por el equipo que comandaba Miguel Sotelo.
Peña, quien fuera dejado libre por los Rojos de Cincinnati en esa misma temporada, después de aparecer en seis desafíos con la novena de la Liga Nacional, se refugió en su casa de Cd. Juárez, lugar a donde acudió Benjamín Temkin, entonces gerente de la escuadra tamaulipeca, logrando convencerlo para unirse al equipo que naciera en 1963.
El reconocido serpentinero había triunfado plenamente con los Tigres capitalinos a mediados de los 60, siendo factor importante en la conquista de los dos gallardetes consecutivos de los felinos, finalizando con 19 triunfos y 7 derrotas en 1966, causando el interés del equipo de Cincinnati, que lo firmó, asignándolo a Triple A, jugando con Búfalo en 1967 y un año más tarde con Indianápolis, subiendo al equipo grande en 1969.
Pilar indiscutible
Peña fue una de las cartas fuertes en la conquista del campeonato de Reynosa, al finalizar con 11 triunfos y cinco derrotas, aunado a un impresionante promedio de efectividad de 1.35, con lo cual, mostró ser imbatible sobre el cerrito de lanzadores.
Pues bien, el famoso serpentinero tomó el micrófono durante el evento de celebración del sábado 17 de agosto, contestando de manera agradable cada una de las preguntas que le hicieron.
En lo personal, le pregunté que sentía por haber sido el brazo importante para la conquista del banderín, a lo que respondió que estaba satisfecho de haber colaborado notablemente para la obtención del único campeonato en la historia de los Broncos.
Héroe de la lomita
El estelar de la lomita tuvo una gran intervención durante las dos últimas series de su equipo ante los Sultanes de Monterrey que trataban de conquistar el título, teniendo entre sus filas a Héctor Espino y el formidable James Horsford.
Peña fue derrotado en el primer compromiso de su equipo, celebrado en Monterrey, pero salió victorioso en el quinto desafío, jugado en Reynosa, para que su equipo pudiera empatara el primer lugar de la competencia.
Con sólo un día de descanso, Peña fue enviado al cerrito de lanzadores para la séptima jornada, enfrentando nadamenos que a Hosrford, al que derrotó por tres carreras a dos, logrando el gallardete de su novena.
Esa fue otra de mis preguntas. Le pregunté que sentía al haber derrotado al mejor pitcher de la época (James Horsford), a lo cual, me contestó de manera jocosa, causando la hilaridad de todos los presentes: No, él no era el mejor, el mejor era yo, por eso gané el juego.
Mis respetos para el gran José Peluche Peña, así, ni como rebatirle al gran pitcher derecho, inmortalizado en el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1992, junto a otros grandes la pelota.
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